

El representante de los carniceros de Tarija, Omar Figueroa, informó que el incremento en los precios de la carne se debe principalmente a la escasez del producto y a los elevados costos de transporte desde las zonas de origen. Señaló que estas circunstancias dificultan establecer un precio fijo para la carne, ya que los costos de producción y traslado varían constantemente.

Actualmente, la carne criolla se comercializa entre 60 y 75 bolivianos por kilo en cortes blandos, mientras que el puchero se vende entre 30 y 32 bolivianos, la carne molida entre 50 y 52, y la carne para parrilla entre 75 y 80 bolivianos. Figueroa destacó que aunque el precio se ha mantenido estable en los últimos días, la tendencia general ha sido al alza.
Además, señaló que la devaluación del peso boliviano afecta la capacidad de compra y encarece aún más los insumos para el sector. También mencionó la falta de control sobre el contrabando como un factor que impacta significativamente en el mercado local, lo que, según indicó, podría agravar el desabastecimiento y el aumento de precios en los próximos días.